Winter is Coming
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Winter is Coming

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 Pretendiendo ser Libre [Jezekel]

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Ekaterina Arryn
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Ekaterina Arryn


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MensajeTema: Pretendiendo ser Libre [Jezekel]   Pretendiendo ser Libre [Jezekel] EmptySáb Oct 29, 2011 1:04 am

-No no, no quiero desayunar-me quejé ante mi septa, y su humeante tazón de sopa de cerdo con miel. Si había algo que odiaba en esta tierra, y más allá del Muro, era la comida agridulce. Pero claro, mi septa quería que yo probase toda la comida habida y por haber, bajo la excusa de "una dama siempre debe tener un buen paladar y un buen apetito". Si me ponía a pensar en la cantidad de damas con buen apetito, que tenían barrigas más grandes que sus señores esposos, era lógico que rechace tanto la comida de mi septa.
Sin embargo, tenía hambre, pero quería algo dulce, como pastelitos, o quizá tarta de arándanos. Y de seguro, eso Niniana no lo tenía.
-Creo que iré a caminar un poco-le dije mirándola a los ojos, al ver que ya estaba por abrir la boca-Sola. Tranquila, estaré por el interior de Invernalia, no saldré más allá, y no. No quiero guardias-finalicé mientras me ponía de pie, acomodando mi vestido. Rhea se estaba dando un baño, así que ni siquiera ella me podría acompañar.
Pasé las manos por la suave tela de seda, y realmente admiré el trabajo de la costurera de mi madre, quien también hacía mis ropajes. Ese día, estaba estrenando un suave vestido color melocotónde mangas largas que acentuaba el dorado de mi piel, su ajustado corcet hacía que mis pechos casi escapasen de la costura, pareciendo aún más grandes, turgentes y redondeados de lo que eran. La curva de mi cintura, estaba decorada con finas tiras de lino de color dorado. Llevaba mi largo cabello suelto, y apenas recogido un lado con un fino broche de plata, esmaltado con pintura de Essos tan azul como mis ojos.
Me alejé de la habitación, y varios de los guardias me miraron. De pronto, sentía el escote de mi vestido demasiado pronunciado, pero hasta mi señora madre lo hubiera aprobado, ya que una dama siempre debía mostrar sus dotes.
Antes de salir, había tomado una fina capa, que llevaba abrochada en el cuello, pero que convenientemente dejaba lo suficiente de mis pechos a la vista. Una capa de dama. Extrañaba mi pesada capa de Gatasombra, pero el día estaba bastante cálido para llevarla conmigo, me iba morir de calor. Junto con la capa, tomé sin que nadie me viera a Las Garras, y las enfundé en sus sujeciones a mis muslos, donde nadie las vería, pero yo las sentía conmigo.
Apuré el paso, y me alejé por las callejas aledañas al Castillo de los Stark, y me adentré en el gran Mercado de Invernalia. Había tanta gente que nadie se fijaba en mí, y era placentero sentirme una más, una persona libre de protocolos, libre de bailes de gala, libre de todo lo relacionado a la política o la religión.
Libre.
Me acerqué a un puesto del bullicioso mercado, y tomé un bocadillo de cerezas y caramelo. Al tendedero le ofrecí mi mejor sonrisa, y un ciervo de plata.
Probé la masita, aún tibia, y me estremecí ante la dulzura de su sabor. Era increíble.
Seguí caminando, y comencé a tarear una canción suavemente, mientras me veía las tiendas, panaderos, pescadores, costureras, incluso joyeros. Me acerqué a ese puesto, donde bellezas hechas en plata y oro, delicadamente labradas y con piedras preciosas que jamás había visto. Era exquisito. Creo que me quedé literalmente con la boca abierta, y acerqué una mano a un collar con una combinación de zafiros y eslabones de plata, con símbolos rúnicos. Era precioso, y parecía gritar mi nombre.
De pronto, sentí un brazo alrededor de mi cintura.


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Jezekel Ruthermont
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MensajeTema: Re: Pretendiendo ser Libre [Jezekel]   Pretendiendo ser Libre [Jezekel] EmptySáb Oct 29, 2011 1:26 am

Las mañanas en Invernalia eran mucho más frías que en el Nido y al joven Ruthermont le había costado trabajo habituarse al que sería su hogar durante el tiempo que Ekaterina quisiera. Esa dama, nadamás de pensar su nombre se le estremecía el alma. La noticia del compromiso que unificaría a dos familias tan fuertes como lo eran la Casa Arryn y la Casa Stark habían caído como un balde de agua helada en la espalda de Jezekel, sin embargo, muy dentro de sí, estaba satisfecho con la unión. Por lo menos no se casaría con cualquier hombre, sino con uno de casta pura y fuerte. A veces, a pesar de la corta distancia que los separaba, cada vez sentía a la señorita Arryn más y más lejos, cosa que él no podía controlar.
Con su equipamento de cuero, la espada y un gran abrigo, Jezekel decidió salir del castillo para que su mente encontrara algo más en que pensar. Libertad para encontrar ideas que acallaran los recuerdos tan amargos que tenía encima.
Había jurado a su padre y a Lord Egon que no se separaría de Ekaterina, pero dentro de las murallas del gran castillo, realmente dudaba que necesitara de su protección. Además, siempre tendría la compañía de su tan confiada cocinera o de su prometido, con quien pasaba mucho tiempo tratando de conocerse. "Él no la conoce como yo" pensaba Jezekiel mientras caminaba por las calles de Invernalia admirando cualquier cosa que se le cruzara enfrente. Más de dos jovencitas lo miraron maravilladas, pero él no prestó atención, siguió con la mirada el frente. Entonces una silueta vestida de color durazno se asomó entre la multitud del mercado. Llevaba una caperuza puesta, pero Jezekel conocía a la perfección a la persona que la portaba, así que ocultarse no le servía mucho a ella.
Se mantuvo lejos, al pendiente de aquella jovencita que miraba un puesto de joyería. Tenía entre sus tersas y dulces manos una pieza de plata con gemas de un color que, a esa distancia, Jezekel no pudo distinguir.
Alerta, siempre estaba alerta.
Un mendigo miraba a Ekaterina, esperando algo. Ella no se movía, estaba absorta en su acción, cuando el mendigo comenzó a caminar a hurtadillas hacia ella. Jezekel no quitaba un ojo de encima de aquél hombre. Sus ojos miraban a la joven con una ferocidad que al joven Ruthermont asustó. Si iban a robarle él no lo permitiría.
A grandes zancadas se acercó a Ekaterina y la tomó de la cintura mientras la alejaba del puesto.
- Myra, tenemos que irnos de aquí. No preguntes, tú sólo camina.
dijo él con su voz grave cerca del oído de la señorita Arryn. El mendigo quedó atrás mirando con el fuego en los ojos a Jezekel quien simplemente dio un vistazo a su espalda para ver que el ladrón se alejara de donde ellos se encontraban. Ya en una situación de más seguridad, soltó a Ekaterina. - Perdona mi rudeza. Iban a robarte.- dijo él en un tono más calmado pero no sin dejar de estar a la defensiva. Miró a Ekaterina con severidad.
- ¿Por qué estás sin protección? Es peligroso que andes sola por las calles, Myra.-
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Ekaterina Arryn
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MensajeTema: Re: Pretendiendo ser Libre [Jezekel]   Pretendiendo ser Libre [Jezekel] EmptySáb Oct 29, 2011 12:42 pm

La voz que susurró en mi oído la reconocería en cualquier lado. Era Jezekel, y supe que si él reaccionaba así, debería hacer lo que el decía a cómo dé lugar. Una vez que me arrastró lejos del puesto, y casi en los límites de las puertas de la ciudad, y las afueras boscosas, lo miré a los ojos, luego de escuchar su explicación.
-Gracias Zeke-dije sonriendo, usando el apodo que tan sólo yo usaba con él, así como el me dijo "Myra" porque le gustaba mi segundo nombre, Samyra, y decía que iba a ser único en decirme así-No me percate de ello. No me mirés así, yo nunca...-pero me callé.
Luego de la pelea que tuvimos, luego de esa funesta noche que perdí a mi amigo, y encontré a un borracho habitando en su piel, habíamos dejado de hablar, con tanta confianza como antes. Era un hermano mayor para mí, mucho más de lo que Efraim jamás pudo llegar a ser, pero desde esa noche, era apenas un beodo adicto a las mujeres que con su sonrisa ocultaba mil mentiras.
No lo pude mirar de la misma manera, y esa noche, recuerdo que tuve un paroxismo de histeria, llorando en mi alcoba, y maldiciendo a las Siete Caras de Dios por haber dejado que mi querido Zeke sufriera tanto como para hundirse en tales vicios. Yo no pude ayudarlo, pero claro, yo era una chiquilla de catorce años por ese entonces, y díficilmente entendería lo que pasaba en realidad, pero al menos, le prestaria una oreja, y lo consolaría. Era su hermanita, eso él a veces me decía, antes de revolver mi pelo en un suave gesto.
Y por supuesto, dada esa situación, el jamás conoció la verdad sobre Rhea y el verdadero motivo de porqué mi madre la contrató para que esté siempre cerca mío.
-Zeke, sé que viniste aquí porque mi padre te lo pidió, pero no debes preocuparte, yo, yo estoy bien y puedo cuidarme sola-dije compungida, porque el mirarlo a sus dorado-verdoso ojos me dolía, me traía demasiados recuerdos. Desde que me peleé con él, no pude volver a confiar completamente en nadie más. Ni mi septa, ni Rhea ni siquiera mi madre sabían mis más turbios secretos.
Quería recuperar a Zeke. A mi hermano.
-Ven, vamos a caminar-dije y lo tomé de la mano, entrelazando mis dedos con los de él, gesto que vivíamos haciendo cuando éramos niños.
Lo llevé más alla de las puertas de la ciudad, y llegamos a una especie de claro cubierto de nieve, donde había un tronco de roble caído. Levanté mis faldas y me senté cruzando mis tobillos. Lo miré sonriendo y palmeé la superficie rugosa del tronco junto a mí, para que se sentara ahí.
-Creo que nos debemos una charla-comenté, alzando una de mis cejas, pero sin dejar de sonreír.


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Jezekel Ruthermont
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MensajeTema: Re: Pretendiendo ser Libre [Jezekel]   Pretendiendo ser Libre [Jezekel] EmptyJue Nov 03, 2011 4:31 pm

El deber de cuidarla era más un honor y un gusto que una obligación. Desde que Lord Egon había puesto toda su confianza en el joven Jezekel para salvaguardar la seguridad de Ekaterina, él mismo se había prometido no dejarla sola. Había sabido de asesinatos a jovencitas por un robo cualquiera y era más que obvio que no esperaría a que le pasara lo mismo a ella. Los guardias del palacio donde ahora habitaban ambos, podían dejar que la prometida de Brandon Stark anduviese por las calles en su soledad si ella lo requería o lo ordenaba, sin embargo, él no estaba ahí para cumplir sus caprichos que bien podrían llevarla a una desgracia. La cara de Ekaterina, nerviosa y tal vez un poco arrepentida, le suavizaron a él las facciones. Tomó aire y lo sacó lentamente, relajándose un poco para no usar un tono demasiado severo con ella.
— Ya, no importa, los guardias de Brandon Stark te dejaron sola, no hay nada que hacer, pero por favor, la próxima vez que vayas a querer salir al matadero sin los guardias de tu prometido… — al decir “prometido”, su mandíbula se apretó ligeramente — bueno, sólo háblame y yo te acompañaré. La gente está loca, no sabes que clase de idiota podrías encontrarte, Myra. — finalizó con una suave sonrisa para después tomarla de un hombro con una de sus manos. No quería ser el frío acompañante, no era su meta, de hecho, no quería nisiquiera homogeneizarse con la actitud de los demás guardias, tan despreocupada y ligera. Él quería recuperar esa confianza de hermandad que alguna vez compartieron los dos. La afirmación tan segura de Ekaterina provocó que Jezekel se encogiera de hombros.
— No puedes fiarte de nadie, Ekaterina, de absolutamente nadie ¿entendiste? — dijo con sus ojos puestos sobre ella, su mirada despedía un aura de completa preocupación. — Se que eres una mujer muy fuerte, lo sé, pero aún con esa autosuficiencia, sigues siendo una mujer y la futura esposa de un hijo de la Casa Stark. No pidas que no me preocupe por ti. — finalizó en un tono más seco, casi como si se hubiera ofendido y con una risa agregó — pareciera que no me conoces.
Su suave y delicada mano tomó la de Jezekel para emprender una caminata. Caminar como si ella fuese su hermana no le molestaba en absoluto, fue cuando sus ligeros dedos se entrelazaron con los suyos, que prefirió zafarlos y tomar a Ekaterina por un hombro. Así al siguió, a donde sus pies la llevaran. Al llegar a un claro se detuvo frente a ella, que ya había tomado asiento en un tronco caído.
Se quedó frío. Las charlas en esa especie de intimidad no le gustaban y menos con la intención con la que se veía venir la de Ekaterina. Seguramente hablarían de lo ocurrido hacía un par de años, ese incidente tan vergonzoso que provocó su ruptura y el compromiso fallido. Caminó con sus pies crujiendo sobre la nieve y se sentó donde Ekaterina le indicaba.
— Y bien ¿de qué quieres charlar, Myra? — dijo el con resignación. Esa plática, sabía, llegaría tarde o temprano y era una de las cosas que más temía.
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Ekaterina Arryn
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MensajeTema: Re: Pretendiendo ser Libre [Jezekel]   Pretendiendo ser Libre [Jezekel] EmptyVie Nov 04, 2011 2:20 am

Asentí, quizá dándole un poco la razón a Zeke, porque era un riesgo salir sin guardias, incluso en Invernalia aparentemente. Noté cómo su tono cambiaba conmigo, y me tranquilicé un poco al notar que no estaba siendo severo conmigo, quizá ahora no era Jezekel el Guardia, sino, Zeke. Mi Zeke.
-No me dejaron sola, yo los esquivé. No quería que me siguieran. Por favor, no hagas que se metan en problemas por mi culpa-supliqué, pensando en los pobres hombres que iban a ser castigados por no ver a una chica que hacía lo imposible para ser no vista-Yo... no te quiero molestar Zeke, sé que quizá tengas mejores cosas que hacer que andarle pisando la sombra a un niñata-dije y bajé la mirada, de repente muy interesada en el ribete de mis botas, y a la vez, ocultándome de sus escrutadores ojos, no quería que viera lo mal que me sentía.
Aunque, conociendo a Jezekel tan bien como lo conocía yo, sabía que jamás se daría por vencido, una vez que tuviese su mente puesta en algo.
-De acuerdo, la próxima vez, enviaré a por tí, y saldremos juntos a caminar, a hacer los mandados, a examinar las cercanías del Muro... o a hablar nada más-sonreí, ya un poco más animada, y al ver que se encogía de hombros, me dió un poco de coraje, porque seguramente él no podía creer que ahora realmente me podía defender sola.
Se lo iba a probar. Algún día le mostraría lo buena que era con mis Garras. Y lo derrotaría en un duelo. Algún día.
-¿En nadie?-lo interpelé luego de su extraña afirmación-Confío en tí, en Rhea y en Brandon-dije con el entrecejo fruncido-No conozco a los demás lo suficiente como para abrirme a ellos. Brandon es el único con el que puedo bajar las defensas. De Invernalia, claro-me apresuré a aclarar.
Su sonrisa fue como ver el sol tras de las nubes.
-Sé que lo harás de todos modos, nada te lo va a impedir. Por eso, bueno, supongo que debo hacerme a la idea de que serás mi sombra día y noche-le devolví la sonrisa.
Caminamos muy juntos, e incluso, Zeke había separado nuestras manos, y me había envuelto en un abrazo protector, con un brazo sobre mis hombros.
-Estás más protector que lo que recordaba. Se siente bien-comenté tranquilamente, y me acurruqué contra su costado, con la extraña sensación de estar de vuelta en mi Nido.
Zeke me daba paz, y extrañaba esa paz, ahora lo notaba.
Llegamos al tronco, y se sentó junto a mí. Algo en su lenguaje corporal me advirtió de lo incomódo que estaba, quizá por temor a que hablara de esa funesta noche. Lo miré a los ojos, y tomé su mano entre las mías.
-Te he extrañado, y estoy dispuesta a perdonarte, sólo si tú te perdonas a tí. Dejar todo en el pasado, y empezar de nuevo. Tú y yo. Como antes Zeke-dije esperanzada y sonriendo, pero sintiendo húmedos mis ojos.
Ojalá aceptase. Ojalá.


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Jezekel Ruthermont
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MensajeTema: Re: Pretendiendo ser Libre [Jezekel]   Pretendiendo ser Libre [Jezekel] EmptyVie Nov 04, 2011 3:01 am

La imprudencia de Ekaterina, a veces, sacaba de quicio a Jezekel y no porque la creyera insuficiente para protegerse a sí misma, sino porque aún no comprendía el peso que llevaba a cuestas al ser la prometida de Brandon Stark. Era obvio que no iría de soplón con el jefe de la guardia para decirle que sus subordinados no cumplían con sus funciones, no era su naturaleza ser chismoso y mucho menos acusador, eso se lo dejaba a las mujeres. Él prefería dar por su lado a los demás siempre y cuando Myra no se quedara sola. Esa era su prioridad. Siempre lo había sido.
Se talló las sienes con los dedos, tratando de ser paciente con su protegida, después de todo no era una mujer todavía, era una jovencita que a veces actuaba sin razón eso tenía que comprenderlo.
— Sigues siendo la misma alma salvaje de siempre, prescindiendo de los demás, segura de si misma. Es un buen espíritu, Myra, pero tienes que poner los pies en la realidad. No eres una princesa guerrera, eres la hija de un Lord y tu protección no está solamente en tus manos. — comentó él soltando el aire que tenía en los pulmones — Eres Ekaterina Samyra Arryn, la hija más querida de Lord Egon. ¿Tu crees que Brandon estaría muy felíz si algo te pasa? Yo no lo estaría si fuese él y te sugiero que seas más prudente, no tanto por él, sino por ti. Piensa en tu vida y las muchas que destrozarías si alguna desgracia se cruzara en tu camino. — sus ojos verdes se posaron en los de Ekaterina, siempre tan inocentes, tan vulnerables.
El alma se le quebraba con la mirada de la joven Arryn, le costaba ser demasiado duro con ella, simplemente no podía permitirse doblegar o flaquear las piernas por unos ojos bonitos, ya lo había hecho una vez y el resultado fue desastroso. Por eso debía estar fuerte, para ella.
Negó con la cabeza.
— Si me molestara estar aquí nisiquiera me habrían mandado, Myra. No hay pretexto suficiente que pueda suponer que andes sola. — finalizó con fuerza. Quería que ella entendiera su preocupación y que no se andaría con rodeos a la hora de ver por ella. Eso nunca pasaría.
Se quedó más tranquilo al saber que ella entendía ese punto.

La confianza era un tema que, honestamente, dependía de la perspectiva de cada quién. Jezekel no confiaba en nadie, en absolutamente nadie más que Ekaterina y Lord Egon, quienes habían estado con él en todo momento. Pero nisiquiera su Padre o su Madre se hallaban dentro de ese círculo de confianza, el primero por los tratos que le había dado de pequeño y la segunda por que nunca dijo nada ante ello. Las mujeres pasajeras eran aún menor objeto de confianza puesto que su sed del chisme era casi la misma que la de un hombre que ve un oasis en el desierto, no pueden aguantar las ganas de compartir lo último que les ha ocurrido; y los hombres, ya fueran amigos o conocidos, jamás podían ser de fiar, Jezekel sabía perfectamente que una puñalada por la espalda era extremadamente fácil para un amigo, así que prefería cuidarse de todo aquél que se le acercara. Con las mejores palabras y la paciencia más que fuerte, trató de explicarle a Myra.
— No, no puedes. Nisiquiera de mi, ya te decepcioné una vez, por lo tanto, traicioné tu confianza. — comenzó con dolor. Las imágenes venían a su cabeza como una tormenta llena de rayos cargada con el rostro de Ekaterina. — Rhea es tu cocinera, pero no sabes en qué momento alguien podría doblegarla al grado de hacer que confiese tus más profundos secretos y Brandon… se ha sabido de matrimonios donde se asesinan entre ellos, incluso cuando los ves que son de lo más tranquilos, esa máscara lleva por dentro la ponzoña de la muerte, Myra. No digo que te portes como si todo mundo estuviera en tu contra, pero por lo menos que cuides lo que sale de tu boca o de tus actos. — explicó él sin dejar de verla. Confiar o no confiar, ahí estaba el dilema.

La afirmación de Ekaterina lo hizo sonreír, después de su partida, las ganas y el coraje lo habían hecho un estupendo guerrero, así que no desperdiciaría todo su entrenamiento, al contrario, debía mostrarse como el hombre que podía llegar a ser, aunque claro, ya no como quería con Myra.
— Arduo trabajo, eso es lo que me hizo ser así. Desde que tu padre me confió tu custodia, decidí forjarme mejor de lo que ya estaba para ser digno de cuidarte. Así que me da gusto que te sientas segura conmigo porque eso significa que mis esfuerzos rindieron sus frutos. — la estrechó más con su brazo mientras miraba al frente.

La plática pendiente, que estaba comenzando, le dio mala espina a Jezekel. Sabía de toda la vida que las mujeres eran unas criaturas muy difíciles de tratar. Y las palabras que salieron de Ekaterina lo confirmaron. Con seriedad y seguro de sí mismo tuvo que objetar lo que ella estaba diciendo.
— Siento mucho decirte que nunca me podré arrepentir de lo que hice. Es cierto que te herí y por eso estoy completamente dolido conmigo mismo, no pude evitar mi comportamiento tan indisciplinado y darte una imagen que no debía, sin embargo, a lo largo del tiempo y dándole vueltas a tal asunto me di cuenta que tengo que tomar esos sucesos como experiencias de vida. Mi padre me lo dijo cuando platiqué eso con él. Cada tropezón y caída es una oportunidad de aprendizaje, Myra, es una situación de la que se debe sacar algo. En esta ocasión saqué la fortaleza, transformé el coraje y el odio en perseverancia, en fortaleza misma. No puedo perdonarme porque no tengo por qué. Es parte de mi. Ya forma un lugar en mi pasado. Todos cometemos errores, no podemos ser perfectos. Tal vez a quién debería pedir una disculpa es a ti por los daños que ocasioné, no fui lo que esperabas y por eso quiero disculparme, pero jamás negaré lo que soy. Hay personas más deplorables que yo allá afuera, así que no me siento mal conmigo mismo, aunque debo de decirte que no volveré a hacerlo.— finalizó mirando a su interlocutora con un gesto de seriedad. Él estaba seguro de lo que decía, ahora esperaba que Ekaterina lo comprendiera.
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MensajeTema: Re: Pretendiendo ser Libre [Jezekel]   Pretendiendo ser Libre [Jezekel] EmptyMar Nov 08, 2011 12:09 am

Miré con curiosidad a Jezekel mientras se masajeaba las sienes, gesto que empecé a notar bastante seguido en él. Como si todo le diera jaqueca, o peor aún, como si yo le diera jaqueca. Pero decidí desechar esta idea, porque conociéndolo, seguramente si fuera el segundo caso, él se iría sin más plática, y sin mirar atrás. Por fortuna, me veía en su gracia, por lo que él seguía conmigo, y hablando como mi hermano mayor.
Escuchando sus palabras, regañiándome, me sentí como una niña pequeña. Cerré los ojos y suspiré. Contuve mi tono, y suavicé mis palabras, como si hablase con un amante, y no con un casi hermano. Era extraño usar la seducción que Rhea me había enseñado, y el especial cuidado con la voz, la cadencia, y las palabras a usar para gustar a un hombre, con Zeke.
-Mis pies están bien puestos en la realidad-dije mirándolo a los ojos, fijamente-Jezekel, tu no entiendes. Hay cosas que no sabes de mí, aún crees que soy la niña pequeña que lloró días seguidos por verte borracho-comenté y tomé sus manos entre las mías-Si yo no me preocupo por mí, ni tu ni Brandon deben preocuparse. Estoy y estaré bien-le confirmé y masajeé lentamente sus muñecas con mis pulgares.
Llevé una de sus manos a mi rostro, y la coloqué en mi mejilla, sonriendo suavemente.
-Mírame-le dije tranquila-Sigo siendo yo, pero... cambié. Y tú aún no conoces a esta nueva Myra. Dame tiempo para mostrarte cuánto he crecido y madurado. No me regañes sino entiendes mis motivos-le supliqué, y entreabrí mis labios mientras lo miraba fijo.
Me separé un poco, y mordí mi labio inferior.
-Hay algo en tí que me hace sentir como si fuera un cristal tallado de Antigua, tan pero tan frágil que no puede ni siquiera dejarse al aire libre-murmuré sin mirarlo a los ojos-No pido nada más que un poco de libertad. He crecido y vivido en las cuatro paredes de un enorme Nido de Águilas, inexpugnable para todo, y todos. Y ahora, me han traído en un carromato como una jaula, sólo para dejarme en mi próxima cómoda y cuidadosamente elegida prisión. Quisiera experimentar la libertad antes de dejar de ser la hija de alguien, para evolucionar en la esposa de alguien más. ¡Quiero ser yo!-exclamé y con los ojos brillantes, lo miré fijo y traté de contener las lágrimas.
-De acuerdo. No confiaré en tí, pero no puedo permitir que alguien en quien no confío me dé órdenes, ni me regañe, ni crea que tiene el derecho de cuidarme. Pero, piensa esto, ¿cómo puedo estar segura de que me cuidarás bien si no puedo confesarte algo íntimo? Si pienso que poco te importo, entonces, no querré que me cuides, porque pensaré que soy una carga, y cuando menos lo creas, escaparé, lejos de tu vigilancia y de los guardias. Debo confiar en tí, y tú en mí si vas a cuidar mi pellejo. ¿Cómo vas a poder cuidar a alguien a la cual no conoces en lo más mínimo? Díficilmente seas capaz de reconocer mis lugares predilectos a los cuales huiría cada vez que me hartase de la vida, no podrías distinguir mis protocolares mentiras de mis crudas verdades. Debes confiar en mí, debes conocerme, si quieres protegerme y honrar el juramento que le hiciste a mi padre. Creo que hemos llegado a una encrucijada-argumenté, con las mejillas enrojecidas y acaloradas. No podía negar que yo tenía un punto allí. Ni Jezekel iba a ser tan tozudo de negarme eso.
Bajé la cabeza una vez más, y junté mis manos sobre mi regazo, mirándolas fijo, a medida que escuchaba sus motivos por los cuales no iba a perdonarse.
-No debes pedirme perdón a mí. Te equivocas. Yo sólo reaccioné como toda niña haría al ver a su hermano mayor como jamás quería verlo. No me lastimaste más de lo que te heriste a tí mismo. Yo sufrí por tí, llegó un punto en que... que... yo pensé en pedirle a mi madre consejos de cómo una mujer debe actuar con un hombre en esos casos. Pensé en consolarte de maneras que seguramente, tú jamás me hubieras visto. Como mujer y no como hermanita. Pensé... que quizá, hallando placer en mí, dejarías el alcohol. Un idea bastante de niña si me lo preguntas ahora. Por fortuna, no fui capaz de pedirle consejo a mi madre sobre artes amatorias...Llegué a ese punto con tal de verte bien. Pero luego, luego, nos distanciamos, me prometieron a Brandon, y aquí estamos. Tú totalmente repuesto, y yo con nuevas ideas-sonreí-Tranquilo Zeke, sé que jamás me podrías ver como otra cosa que no fuera una hermana. Te confesé eso para que vieras lo importante que eras para mí-me corregí-Que eres-murmuré.
Esperaba que él me entendiera y no me tomara aún después de mis palabras, por una niña.




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