Paseando...

Habían transcurrido unos pocos días desde que llegamos a Pentos, el sol había subido a su punto clave desde hacía un par de horas, brillaba con tal intensidad que un paseo no me caería mal, deje mi bordado a un lado y decidí salir a los bellos jardines del castillo, en cuanto salí el aire fresco golpeo mi rostro así como el bello aroma de la hierba que crecía a los alrededores, comencé a caminar concentrándome en ese fresco olor, el olor de las flores que tanto me gustaba, como si la brisa de una ligera lluvia hubiese pasado por aquí pero no era así

Nana: no deberías caminar por aquí sola
Arwen: estoy aburrida, no tengo nada que hacer y bueno es mi manera de distraerme

Mi dulce nana, una señora ya grande que me había acompañado toda mi vida no dijo más y camino detrás de mí, siguiéndome como una fiel sombra mientras mis dedos rozaban esa hierba imaginándome estar en cualquier sitio menos ahí…

La dulce brisa seguía golpeando mi rostro, mi cabello bailaba ondulándose por el frescor que se sentía, en momentos pensaba en todo lo que acontecía a mi familia y en otros solo quería huir, pensamientos me atormentaban pero la tristeza no invadía mi corazón o si lo hacía, no lograba darme cuenta…en este momento no sentía nada hasta que una voz y un aroma mezclándose con mi tranquilidad me hizo sonreír levemente, mi nana siguió caminando y me gire, encontrándome con una dulce mirada…era mi hermano…sostenía una flor y le mire con sorpresa aunque mi mirada no podía ocultar la alegría y emoción que me embargaba

Arwen: agradezco vuestro detalle Aaron –sonreí, a veces nuestra relación era tan extraña, algunas veces le quería otras le odiaba- pensé que estabas en alguna reunión…¿Quieres acompañarme o tienes algo que hacer?

Nos infundimos en un abrazo que me brindo calor, calor que no sentía desde tiempo atrás, le había extrañado y era bueno tenerle aquí, acepto caminar conmigo y me cogí de su brazo para hacerlo, mientras caminábamos sentía que nos miraban como si estuviesen al acecho de todo lo que pudiéramos hacer, solo éramos dos hermanos que sentían un profundo amor fraternal pero nadie lo entendía, ojos mal intencionados lo veían mal y todo gracias a la fama que las generaciones se ganaron y que ahora debíamos pagar

ahora podré estar tranquila pues estáis aquí pero te siento un poco preocupado ¿Las cosas andan bien? ¿Tu estas bien? –me detuve cuando apretó suavemente mi mano- Aaron puedes contarme todo, lo sabes…yo nunca te traicionaría –añadí mirándole con ternura

En cuanto le escuche enarque una ceja y no me quedo más remedio que sonreír, me lleve la flor cerca de la nariz para poder aspirar su aroma y después volví a mirarle de forma divertida, solté su brazo y comencé a correr sin previo aviso sin siquiera decirle nada, el aire golpeaba mi rostro y tuve que coger con fuerza el vestido o terminaría cayendo

¡Oh vamos! ¿No vendrás por mí? –pregunté a una distancia prudencial y en cuanto le vi la intención de alcanzarme comencé a correr, sentía euforia y emoción por lo que mi risa se hizo presente, como una pequeña melodía pues no era escandalosa hasta que sentí que jalaron mi brazo y ambos caímos- al menos te hice reír –dije tomando aire y quedándome quieta pues él estaba encima de mí- he estado un poco preocupada y quisiera regresar a casa, sé que no sería posible pero ¿Acaso yo no puedo regresar? No soy más que una cara bonita para algunos hombres y en verdad que ni tu ni mi padre me necesitan –dije mirándole fijamente a los ojos

Desde un principio lo supe, una chispa se agolpaba en mi garganta cuando pregunté y aunque quisiese hacerme la fuerte su respuesta me hería porque nuestro futuro estaba trazado, era evidente que no podía separar el mío del suyo, amaba a mi familia y aunque me padre me decía “egoísta” al igual que él quería recuperar lo que a mi familia le pertenecía , más de una vez me repetían el porque estaba acompañándolos en este viaje pero no podía ocultar mis temores y el que no olvidase lo que una vez fue mi hogar, mire hacia otro lado…esquivando su mirada…esquivando su respuesta que me incomodo más de lo necesario pero no quería contradecirle…a él no…

lo entiendo –sonreí levemente y volví a mirarle- espero pronto encuentren aliados aquí, aunque no lo creas estoy ansiosa por conocer otra ciudad y escuchar todas las quejas de nuestra madre será divertido, además cuando se recupere el trono y te coronen estaré ahí en primera fila –volví a quedarme en silencio recordando la última conversación que tuve con mi padre donde me exigía aceptar el dichoso compromiso con mi hermano aunque al final término diciéndome que no era necesario que lo aceptase, que lo haría y preferí no contradecirle pues estaba de muy mal humor- Aaron ¿No has visto a padre?

Sus palabras me tranquilizaron a tal grado que suspiré, la última vez que vi a mi padre no habíamos terminado bien, no me había dado fecha fija para nuestro inevitable casamiento pero las cartas estaban sobre la mesa, quisiéramos o no ahí estaban, yo me negaba…mi alma no podría estar tranquila y recordaba que de niños la idea no me parecía mal hasta que mis sentidos se volvieron más agudos, hasta que pude comprender lo bueno y lo malo…ahí comprendí que no estaba bien, mis padres lo habían hecho y parecían felices pero nosotros éramos diferentes

así será –comenté con media sonrisa y mis dedos comenzaron acariciar sus brazos, sus manos tenían cicatrices y en medio del silencio tan abrupto que se hizo presente nuestros labios se rozaron como cuando de niños, un tímido y pequeño roce que me dejo quieta, mis ojos se cerraron y mi corazón se aceleró, en cuanto nos separamos vi en sus ojos una señal de culpa y remordimiento- en algún momento tendremos que hablar de ello… –él sabía a qué me refería y me incorpore sentándome, y mirando hacia otro lado- el atardecer desde aquí se ve hermoso, esta vez ¿Te quedaras más tiempo? ¿Pasaras una larga temporada conmigo o vuestros deberes volverán apartarte? -pregunté con temor pues no quería que se marchase tan pronto

Ante su respuesta no pude evitar esbozar una sincera sonrisa, a su lado siempre era más fácil sobrellevar la situación con nuestro padre y todo este mal trago que estábamos teniendo, así que me alegraba muchísimo el que se quedase conmigo

acabas de darme una gran noticia, gracias –dije antes de abrazarle y esconder mi rostro en su cuello hasta que dijo que ambos nos pusiésemos de acuerdo para evitar ese fatal compromiso- ¿Cómo podemos evitarlo? ¿Tienes alguna idea? Porque la única forma de que no nos casemos es que mi padre crea conveniente dar mi mano a otro, otro hombre que le parezca de mayor conveniencia y yo…no se…sería lo mejor ¿No? El que me casara con otro –añadí mirándole fijamente a los ojos

Ni dijo nada tan solo me miraba, el silencio atormentaba mi alma y mi corazón, para mí la mejor solución era casarme con otro hombre, debía existir alguien que a cambio de apoyar a mi padre me diesen en compromiso, todos saldrían beneficiados de ello, yo me casaría con alguien que le diese su apoyo a mi padre y de esta forma no seríamos obligados a casarnos, ahora por su forma de mirarme recordaba que cuando madre me conto esta tradición llegue aceptarla de pequeña pero con el tiempo mis ideas cambiaron y ahora lo veía como algo espantoso, lo único malo del asunto es que siempre había obedecido a mis padres como un fiel corderito…siempre había sido así…¿Y si para terminar con esto dejase de existir? Medidas extremistas que no me importaba correr...

no me gusta tu silencio, se lo que piensas pero encontraremos una solución, yo te he dado una y ahora solo queda encontrar alguien que no desee apoyar a padre y darme a mi cambio –eso era terrible, darme a cambio como un animal…sí que era insoportable- tienes que saber que no me importaría y así nuestro padre cambiaría de idea, podemos decírselo cuando regrese, todo estará bien…seguro que si… –dije sonriendo

No dije más y me levanté al mismo tiempo que él lo hacía, agarré mi cabello para acomodarlo sobre mi hombro y sonreí forzadamente, casarme por amor…ojala fuese tan sencillo, no creía en esa opción era más factible el matrimonio por soldados que por amor pero preferí callar, el silencio muchas veces era mi mejor aliado y en esta ocasión lo era más

Así es ¿También te quedarás allí? -pregunté aunque la respuesta era tan obvia que negué con la cabeza, este día lo había martillado con más preguntas que de costumbre, una terrible costumbre que no podía dejar pasar por alto- anda vamos, cenemos algo y platiquemos de cosas más amenas que vayan de acuerdo a una cena tranquila –propuse sonriendo