Buenas Nuevas para el Verdadero Rey

Admin Mensajes : 42 Fecha de inscripción : 06/10/2011

Ya habían pasado casi 4 meses desde que “El Rey Bastardo” Robert Targaryen dejó Pentos, ciudad Libre que le había dado asilo y se había dirigido a Tyrosh en busca de apoyo para su cruzada contra los Siete Reinos. Aquel día estaba soleado y las puertas de la ciudad Libre parecían más pulcras que de costumbre, una pequeña caravana de caballeros llegaba a dicha ciudad, lo curioso era la diferencia entre estos, unos llevaban armaduras muy pesadas, otras no tanto, otras eran ligeras, y otros no llevaban armaduras, se veían como guerreros ágiles y fieros a su manera, las armaduras de aceros de tantos colores cómo el arcoíris tenía, oro rojo, acero verde, hiero, bronce, acero azulado, unas más precarias, otras resplandecientes, otras lisas, otras con relieves y signos, otras con runas de protección, de cuero, tratado y no, tachonado y común aunque había algo que todos tenían , un listón negro en el brazo derecho, sabiéndose sin posibilidad de dar un uniforme único a su creciente armada, Robert ordenó que todos los que le sean fieles llevasen una en el brazo.

Esclavos obtenidos por el Rey exiliado del Trono servían de Banderizos llevando estandartes con el Dragón rojo de tres cabezas, Fuego y Sangre decían…la intención de aquel hombre era llevar este fuego y derramar esa sangre por los Siete Reinos para recuperarlos, quería “Su trono” de nuevo.

Un pequeño carromato llevaba a su señora esposa, Margaret, la señora ex reina, orgullosa y temeraria actuaba como si Pentos fuese parte del Reino que gobernó que los hombres y mujeres de allí eran sus súbditos, y sin decirlo sentía que le debían respeto y adoración, tal vez ella no era tan consiente como su señor esposo de su actual posición.

La llegada del Rey que llevaba cabalgando en un caballo bastante formidable llamó la atención a los ciudadanos, muchos se acercaron, algunos aplaudieron y alentaron, muchos Pentesianos creían que si este Rey recuperaba el trono de hierro todo sería mejor para ellos, sentían que la gratitud de aquel Rey mejoraría sus vidas de tal manera que no les molestaba prestarle todo aquel apoyo, incluso los Altos Señores de Pentos ya les habían brindado su protección.

Se dirigió hacía un gran palacio en la parte más adinerada de la Ciudad Libre, una viviende perteneciente a Yskariot, un adinerado Señor de Pentos que había ofrecido hospitalidad a la ex familia real de Westeros. En verdad ellos no se podían quejar de Essos, más aún porque traían excelentes noticias.

Casa Targaryen Mensajes : 21 Fecha de inscripción : 18/10/2011

Los días habían transcurrido tranquilos desde que Aaron estaba aquí y me sentía más tranquila, el tenerle aquí me daba paz pues me sentía protegida, no era lo mismo estar alojada en este palacio y solo con un par de damas, y guardias, con mi hermano aquí era diferente. Termine de arreglarme para bajar a desayunar cuando se me informo que una comitiva se dirigía al palacio, al parecer la comitiva era de mi padre ¡Por fin les vería! Me moría de ganas por conversar con mi madre aunque seguro no me dejaría en paz y estaría cuidando en todo momento de mi porte, pero no me importaba pues deseaba verles, me mire en el espejo…

Mi atuendo no era el más apropiado así que decidí elegir otro vestido, otras joyas, las doncellas comenzaron a movilizarse para que estuviese a tiempo, aún no estaba enterada de que Aaron supiese pero seguro él fue el primero en enterarse, en cuanto me vi lista baje al salón donde les recibiríamos pero estaba nerviosa pues en mi cabeza las palabras de mi padre hacían eco lastimándome profundamente, debía concentrarme y relajarme pero no lograba hacerlo, tenía un hueco en el estómago que no me dejaba quieta y comencé a morderme el labio inferior cuando un par de guardias ingresaban al salón, me preguntaba donde se habría metido mi hermano pero seguro no tardaría en llegar, mis padres aparecerían en cualquier momento así que baje mis brazos uniendo mis manos en el vientre y mostrándome erguida, con la cabeza en alto tal y como a mis padres les gustaba, aunque siempre me caracterizo el mantener una sonrisa en mi rostro y pese a todo esta vez no sería diferente así que sonreí a la espera…

Tema: Re: Buenas Nuevas para el Verdadero Rey Miér Nov 16, 2011 10:15 pm

Dormía plácidamente sin tener otra ocupación que un sueño que me inquietaba. Parecía vivir una realidad totalmente desconocida e ilusoria para la realidad que al menos distinguía.
Soñaba que entraba por la puerta de la fortaleza de Pentos con una armadura totalmente metálica de color gris brillante, que rebotaba los rayos solares al igual que lo hace un espejo en pleno día. La gente de los balcones aclamaba con gritos y llantos, al parecer, estremecida por ver al nuevo rey pisando aquel camino compuesto de piedras como baldosas. No era cualquier huella como me parecía, sino por la forma en que la besaban, era alguien sumamente poderoso. Tan poderoso, que no tenia la capacidad de comprenderlo.
Una flamante alfombra compuesta por retazos de todo tipo de flores, especialmente rozas, tapizaba la marca que dejaba las huellas de las botas. El sol era abrasador y todos se veían exhaustos, pero no parecía tener la razón suficiente por las palmas y abrazos que recibí en aquella trayectoria hacia ningún lugar. Vi rostros muy familiares, como amigos que perdí en batalla y familiares que fueron asesinados o se suicidaron, como celebrando aquel echo. Todo era excelente, demasiado para mi gusto. No había dolor, sufrimiento ni nada malo. Solo reinaba la alegría y el poco entendimiento mio.

Alguien me zamarreo en el brazo derecho con tal fuerza y brutalidad, que me exaspere interpretando aquel acto como un pasaje hacia una muerte segura. Abrí los ojos rápidamente y me coloque en una posición defensiva, para hacer frente lo mas posible a la amenaza que estaba por recibir, o que al menos, interpretaba como que iba a recibir.
Esclarecí el punto de mira y no identifico a ningún asesino, sino a las sirvientas de la posada que con un tono amable y nervioso expresan: - Sir, ha llegado una caravana donde se transporta su padre. Me han informado que se vista y presente de inmediato. Esta a punto de comenzar la reunión.
¿Una caravana presidida por mi padre? ¿En Pentos?. La idea me sonaba algo descabellada, y también me provocaba temor, pues se venia lo innombrable. Para despejar mi sonambulismo, decidí correr la abundante tela blanca que colgaba de la ventana para observar el paisaje. Los brillantes colores verdes que pincelaban los arboles y el cesped, sumado al vapor que exhalaban los trabajadores de aquellos montes para mantener toda aquella ilustración parecía algo ideado y controlado por seres superiores. El sonido expedido por los canarios y demás aves coloridas que surcaban aquel cielo con cierto albedrío daban el toque especial a aquella imagen. Sentía la necesidad de absorber esa energía e imprimirla en mi alma, pero resultaba inútil. El solo pensar que llego mi padre me hacia pensar en el posible casamiento, y eso me ponía de muy mal humor.
Coloque mis prendas de vestir, higienice mi rostro y mi boca para suprimir mi mal aliento, tape con perfume los olores repugnantes del sudor y encare la puerta que me conducía a un pasillo, y este, al frente de mi padre. La cabeza me consumía. Solo quería pensar en cosas buenas, pero no era posible con la tormenta que se avecinaba.

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