La Espina de Altojardín

Sammuel Flowers

Apodo: La espina de Altojardín.

Casa: Es un bastardo del Dominio. Escudero de los Tyrell. Guardia de Jonas Tyrell.

Reino donde naciste: Dominio – Altojardín

Edad: 23 años

Afinidad: Caótico Hombre de Armas

Habilidades:

Fuerza: Físicamente es un hombre totalmente formidable, pudiendo emplear una fuerza considerable. Esto le beneficia a la hora de usar la espdaa.
Destreza: Una vista excelente, un agilidad y habilidad sin igual en los Siete Reinos le dan la capacidad de utilizar el arco y las flechas como nadie.
Esgrima: Es un gran combatiente de armas, tanto con espadas, como hachas, y lanzas, muy habilidoso innatamente, apoyado con

Descripción física:
Mide 1.75 metros de altura, su contextura es delgada, aunque tiene muy bien trabajado aquel físico, por lo que su musculatura está marcada, e tiene una presencia formidable. Su cabello es negro, totalmente oscuro, es lacio, y suele llegarle un poco encima de sus hombros, sus ojos son grises, su piel es blanca, no tiene manchas en ella ni nada que se le parezca, no suele usar vello facial. Su mirada suele ser sombría, atemorizante, su expresión es siempre seria y pocas veces se lo puede ver sonreír.

Descripción psicológica:
Es un hombre duro tanto consigo mismo como con su entorno, tal vez algo inconforme con el mundo que le rodea, qué le condena por no ser más que un bastardo del Dominio, pero no hace ni está interesado en hacer algo que cambie esta realidad. Si bien es un ser que no se deja intimidar por nada, y crée que “hace lo que se le antoja” en realidad no es tan así. Se siente muy atado a su lugar actual, y siente una incierta fidelidad por las personas que le rodean. Si hay una característica buena subrayable en el joven Sammuel es la LEALTAD que puede llegar a profesar por los demás. Aun así suele ser muy frío con todo el mundo, suele ser hasta antipático y cruel en ciertas ocasiones, su comportamiento simplemente se resume a lo que cruzase por su cabeza en aquel momento, como una manía particular se siente muy atraído por el color verde, su primer regalo, fue una espada de acero verde llamada “Adega” . Orgulloso hasta la medula, muchas veces se lo ha tildado de “Hermoso” o “Delicado” lo cual para él, que se considera solo un guerrero es un insulto, hiere su orgullo de gran manera en realidad. No sabe lo quiere, no sabe lo que busca, una falsa sensación de libertad lo rodea, pero el mismo sabe que es falsa, solo que, elige creerla. No hacer nada, y hacerlo todo. Por ahora, por el momento.

Ascendencia:
Lo único que sabe de su madre es su nombre, Alanna. Y su padre es un íntimo amigo del Lord de Altojardín, una sombra que le ha perseguido desde que nació.

Historia:

Nació en el Dominio, no sabe exactamente bien en que parte, pero el que lo llamen “Flowers” le da esta pauta, desde que tiene memoria vive en el Castillo de Altojardín, según dicen, el castillo más hermoso en todos los Siete Reinos. Fue en un inicio escudero del mismísimo Lord, siendo este su tutor y entrenador en la juventud, aunque curiosamente además de darle un entrenamiento bélico, también le enseñó a leer, a escribir, y en especial sobre política, los pueblos y sus comportamiento, algo que siempre veía inútil, era un bastardo, si encontraba la gloría sería por las armas, no por las letras. Desde joven Lord Jonas descubrió que su pupilo era un hombre bendecido con el don de la Violencia, siendo capaz de esgrimir con fiereza cualquier arma que este le diera, espadas, largas y cortas, de una y dos manos, dagas, puñales, hachas, de guerra y danzarinas, pesadas y ligeras, lanzas, jabalinas, además de lograr una precisión inalcanzable, una efectividad y desempeño totalmente envidiables en el arco y la flecha, como en la ballesta. Sam se recordaba con 7 años, tomando por primera vez una espada de Madera.
“Creo que mis hijos te lo han dicho, por más que te trate como uno de ellos, no llevas mi sangre, ni mi apellido, tu nombre es ‘Flowers’, eres un bastardo, ante la sociedad no eres un hombre, eres un error, tu existencia es un error…no eres nada”
Sammuel llenó de lágrimas sus ojos, de rabia e ira, no era necesario decirlo, pero por alguna razón, esas palabras, ese tono de voz le había hecho sentir muy miserable…muy solo.
“Atácame, ¿A qué esperas?” –Su voz parecía disfrutar la rabia y las lágrimas que caían sobre el joven Flowers, esto le irritaba más, atacó, una y otra vez, el Señor Tyrell no solo esquivaba sus ataques, los devolvía y hacía real daño al joven, pronto, tras unos 20 minutos en el que él no se rindió y a pesar de haber tocado el suelo una y otra vez, tener su ojo derecho morado, su frente sangrando sin intenciones de parar, su brazo fracturado, y los dioses sabían que era ese dolor en sus piernas…lloró, desconsoladamente, era un niño, y por más valiente que fuese, se sentía muy herido, tanto física como mentalmente. Lloró y lloró. El Lord de Altojardín se acercó a él, arrodillándose a su lado, colocando su mano en el hombro.
“Te quiero Sam, eres un buen niño, pero eres un bastardo, el mundo será diez veces más cruel contigo de lo que yo he sido hace un momento ¿Quieres hacer esto? ¿Llorar por lo que eres? O…te gustaría más estar orgulloso de ser Sammuel Flowers, yo puedo enseñarte a pelear, puedo enseñarte y hacer que nadie logre tumbarte, y que cuando suceda algo como esto, erguido sigas, con la mirada en alto, fuerte…bien plantando…con raíces fuertes, aunque no tengas raíces”-Dijo sin más. No fue necesaria la contestación los entrenamientos eran arduos, tanto como lo era diarios. El Lord de Altojardín encontró en Sam un hombre colérico muy propenso a la violencia mientras avanzaba su edad, y no había nada mejor para el tipo de entrenamiento que recibía que un hombre enojado, Tyrell le enseñó a asimilar y canalizar la ira en golpes, golpes certeros, golpes elegantes, para nada toscos. Un arte que sin dudas sería prohibido por la fatalidad inmediata de cualquiera de sus movimientos, los resultados eran sin dudas bastante buenos.
Un tabú en Altojardín, en el castillo, y para Sam en cualquier punto era preguntar sobre su padre, a penas conocía un poco de su padre de la boca de Lady Lynzell la primera esposa de Lord Jonas “Era una mujer buena, trabajadora, se enamoró del hombre equivocado, en verdad amó a tu padre…pero tuvo que irse…te juro que no tuvo otra opción” Ella tampoco nunca le dijo si su madre era una amante, o una prostituta de su padre, todo era tan confuso para él, al punto en que dolía… “¿Esta viva?” Preguntó un día, nadie le respondió, ni sí, ni no, nunca más tocó el tema de sus padres desde entonces.
El décimo octavo día del nombre de Sammuel, Lord Jonas, que ya estaba en una edad muy avanzada mandó a forjarle una armadura de acero verde con dos insignias de Rosa Dorada, uno en una hombrera y otro en la espalda, y al obsequiárselo: “Eres un joven talentoso, y ahora, estas en el punto más alto de tu potencial, están en edad de explotarlo lo más que puedas, siempre he pensado que serías un noble mal criado, o prepotente de haberte quedado con tu padre…y ahora, solo eres un bastardo, pero uno fuerte, y con honor, Feliz día del Nombre”.
Sam nunca había llorado desde que tenía 14 días del nombre en su haber, pero aquella vez sintió otra vez “lágrimas de liz” surcando su rostro, envenenándolo, lo peor de todo era no saber si lloraba de felicidad, o lloraba por su incapacidad de preguntar a Lord Jonas quien era su padre.
Pero eligió creer que era lo mejor.
Hoy sigue bajo el servicio de Jonas, como su escudero, y guardia personal. Es para muchos el Artista Marcial, Espadachín y Arquero más apto y mortal de todo Altojardín.
La Espina de Altojardín.